9.5.09

Luces

El sol termina de ponerse mientras la micro avanza lentamente en medio del atochamiento. Unos cuantos pasajeros viajan silenciosos en el oscuro interior del vehículo, con la vista perdida en un punto del espacio y una expresión de angustiosa introspección. De pronto, las luces del microbús se encienden, tomando a todos por sorpresa. Es como una bofetada de la realidad: todos salen de su estupor, de su ensimismamiento, y cruzan entre sí miradas breves. Breves, sí, pero cómplices. Cada uno cree que sabe lo que el otro cree saber. Cada uno siente que el otro viene también saliendo de su guarida a medio vestir. Y de inmediato vuelven la vista hacia la ventana, como queriendo vestirse rápido y al mismo tiempo evitar ver la desnudez ajena. Miran afuera a través del cristal, como queriendo ignorar una realidad mucho más próxima y evidente que el exterior del vehículo. Pero todos saben que por un instante fueron partícipes del mismo evento sublime, y que tuvieron una única revelación: uno nace desnudo, y se viste para los demás.