22.10.09

Fuga

A mí Publimetro me pide que cambie la cara, pero yo no quiero cambiar la cara, yo quiero gruñir, gruñirle de frente a la Sucia, mostrarle mi desprecio sin límites, hacerle saber que sólo vivo en sus entrañas porque me tragó cuando era apenas un niño, pero que pronto me tendrá arañando, pronto me tendrá ulcerando sus podridas paredes para volar, sí, para volar exento de toda mugre, de toda moralidad rancia, de todo miramiento asesino de libertades, y escupirle de paso en el rostro, te gané engendro, y me llevo conmigo a cientos como yo, hastiados de ti y de tus malditos parásitos.

16.10.09

Cementerio Modernista

Te apareces, te vas, vienes, vuelves a tu lugar, me cansas la vista y la imaginación.

Dejas caer canicas en mi baldosa, un millón, con expresión gélida e inflexible en tu rostro de estatua mausoleica en marfil.

Haces ruido, traes estruendo a esta, mi corte del absurdo, más llena de bufones que de cortesanos.

Acrecientas mi caos, tomas las riendas de este carnaval atroz.

Rompes bisagras, quiebras ventanales y claraboyas, dejas a la intemperie a mi majestad desmoralizada, desnuda y demacrada, llena de llagas hondas para que filtres tu lluvia ácida en goteras eternas de terror.

9.5.09

Luces

El sol termina de ponerse mientras la micro avanza lentamente en medio del atochamiento. Unos cuantos pasajeros viajan silenciosos en el oscuro interior del vehículo, con la vista perdida en un punto del espacio y una expresión de angustiosa introspección. De pronto, las luces del microbús se encienden, tomando a todos por sorpresa. Es como una bofetada de la realidad: todos salen de su estupor, de su ensimismamiento, y cruzan entre sí miradas breves. Breves, sí, pero cómplices. Cada uno cree que sabe lo que el otro cree saber. Cada uno siente que el otro viene también saliendo de su guarida a medio vestir. Y de inmediato vuelven la vista hacia la ventana, como queriendo vestirse rápido y al mismo tiempo evitar ver la desnudez ajena. Miran afuera a través del cristal, como queriendo ignorar una realidad mucho más próxima y evidente que el exterior del vehículo. Pero todos saben que por un instante fueron partícipes del mismo evento sublime, y que tuvieron una única revelación: uno nace desnudo, y se viste para los demás.

28.3.09

El Cigarrillo

Hola oscuridad, nos volvemos a ver. Hoy vuelvo a ti con un ánimo renovado de llorar hasta morir, de ser el más desdichado del pueblo. Puse la música más triste que encontré, y tengo la sensación de que esta vez será memorable. Pero siempre es lo mismo, al día siguiente ya nada es igual, y el recuerdo no tiene comparación alguna con el momento en sí. Durante el día es imposible volver a vivir esa angustia tan adictiva, esa catarsis de la propia tragedia, ese vértigo de estar parado al borde del abismo y no poder saltar ni dar un paso atrás. A veces me gustaría eternizar las noches, para tenerte siempre a mi alrededor, oprimiéndome y obligándome a mirar hacia adentro. Bueno, aquí me tienes, volviendo a abrazar esos malos recuerdos de situaciones que construí en mi cabeza, de conflictos que nunca empezaron, de sufrir a causa de personas que nunca se enterarán de que causaron daño. La paradoja de sufrir por culpa de los inocentes. Y se acaba la noche, y salgo al mundo para encontrarme con sonrisas, y yo devuelvo sonrisas también, y al anochecer vuelvo a encontrarme contigo -y conmigo- y me reprocho por la hipocresía eterna que es mi vida, un eterno olvidar las noches y danzar como un estúpido al compás del optimismo.